Muchas veces la historia no trata con justicia a quienes más lo merecen. Al panteón de los hombres ilustres no llegan todos los que hicieron méritos para ocupar un espacio en el mismo y más de uno de los que accedieron a ese reconocimiento, no lo fueron por el especial valor de sus logros.

El mundo del arte tiene sus pautas, nada fáciles de entender y, a veces, tiene que transcurrir el tiempo para que un artista y su obra sean apreciados en su justo valor, porque sus realizaciones respondieron a una visión de la realidad que podía ser chocante o inapropiada para las pulsiones, los gustos y los límites de tolerancia que la sociedad se impone en cada momento.

En este sentido nos alegra que el Museo del Prado se haya fijado en la obra del pintor valenciano Antonio Fillol Granell para contribuir a elaborar el discurso de la exposición INVITADAS, que desde el pasado 6 de octubre y hasta el 14 de marzo constituye la principal muestra expositiva de esta institución.

Fillol se convierte probablemente en el más destacado artista de la muestra, tanto por la indudable calidad de las obras expuestas como por la contundencia del mensaje de sus composiciones. Si el guion de INVITADAS se construye en torno a la consideración (o mejor dicho la desconsideración) de la mujer en la sociedad en un periodo de tiempo que, curiosamente casi coincide con el que va desde el inicio de los movimientos sufragistas hasta el reconocimiento del derecho al voto femenino, la aportación de Antonio Fillol a la exposición son tres obras maestras que muestran con toda crudeza la violencia más dura y cruel sufrida por la mujer por el hecho de serlo: la violación infantil, la explotación sexual y la violencia machista.

Los tres lienzos nos obligan a frenar nuestro paso y contemplarlos. Las escenas, los personajes y los escenarios atraen por igual nuestro interés, pero rápidamente nos vemos desbordados por la narración que el pintor consigue construir al reflejar magistralmente los sentimientos, pero especialmente el dolor. Como observadores no podemos quedarnos al margen y de inmediato participamos de la obra que nos traslada a su interior haciéndonos sentir responsables como partícipes de una sociedad que no es capaz de evitar estas lacras.

Esta exposición, entre otros méritos, tiene éste de reconocer a un artista y su obra que hasta ahora no había despertado suficiente atención y nos atrevemos a decir que muy inmerecidamente.

Uno de los historiadores del arte que más y mejor tiempo ha dedicado al pintor valenciano es el profesor Francisco Javier Pérez Rojas, quien en el año 2015 comisarió tres exposiciones monográficas en Valencia, Alicante y Castellón de muy buena acogida. Con ocasión de las mismas, él junto al profesor José Luis Alcaide, elaboraron un libro que constituye una auténtica monografía del pintor y que rápidamente se agotó.

En el mismo se da cuenta de la vida y la obra de Fillol, exponiendo  cómo, además de cultivar con maestría la pintura de temática social, destacó también como paisajista y retratista.

Fundación El Secreto de la Filantropía, dentro de las iniciativas que  desarrolla para recuperar y dar a conocer a artistas que constituyen eslabones importantes de la cadena de nuestro patrimonio cultural  ha contribuido a la reedición de esta obra, de la mano de Elca Ediciones,  esperando que sirva a muchos para descubrir a uno de los grandes artistas que se forjaron en la Real Academia de San Carlos,  y a otros, que ya le conocen, para disfrutar de una obra en la que admirar una gran parte de sus realizaciones y en la que conocer en detalle su trayectoria personal y artística.